Por Néstor Tirri
Para LA NACION
Hay un momento en el cual algunos módulos musicales populares
ingresan en el dominio de lo académico. Brahms, Liszt, Borodin,
Glinka, Kodaly, Bartok, Copland y Ginastera produjeron esa alquimia
que posibilita el tránsito de un nivel al otro. En el terreno
de la ópera, acaso el modelo paradigmático de épocas
recientes sea el de Porgy and Bess , de Gershwin, que reelaboró
en una admirable dimensión lírica los motivos del blues
y del jazz.
.
El tango argentino, a pesar de su aceptación internacional,
se vistió con las galas de la ópera un poco tardíamente.
Orestes, último tango , la ópera porteña del
compositor Diego Vila y la libretista y directora Betty Gambartes
(basada en El reñidero , de Sergio De Cecco), que acaba de
ofrecerse en el teatro Avenida, afirma una vez más la posibilidad
de que la insignia musical del Río de la Plata apunte a un
rango universal en el que las tradiciones van más allá
de lo regional o local.
.
No es el primer intento de trasvasar la materia popular tanguera al
plano de la lírica. Ese salto lo dieron, a mediados de los
ochenta, los músicos Astor Piazzolla y Jorge Zulueta, el poeta
Horacio Ferrer y el régisseur Jacobo Romano cuando adaptaron
el oratorio-operita María de Buenos Aires (que se había
estrenado en la desaparecida Sala Planeta, en 1968) al riguroso formato
de la ópera.
.
Sin embargo -el objetivo de estas líneas es rescatarlo- este
dato ha sido sistemáticamente silenciado. Ya en ocasión
del estreno en Rotterdam de Orestes... , el año último,
sus responsables, en una entrevista concedida a una corresponsal de
LA NACION, consideraban a la pieza como la primera ópera-tango
y sólo reconocían como antecedente remoto a la "operita".
Por lo demás, cabe señalar que ese oratorio de 1968
fue repuesto recientemente en el Malba por la viuda del compositor,
Laura Escalada, y en esa ocasión tampoco hubo en los medios
referencias a María de Buenos Aires en su formato de ópera.
La omisión resulta llamativa, ya que la obra en cuestión
tuvo gran trascendencia en Europa y en los Estados Unidos.
.
La merecida repercusión del reciente estreno local de Orestes...
da lugar a una justa actualización de su principal antecedente
en el género. Juntamente con el libretista original, Ferrer,
Zulueta y Romano reelaboraron estructural y escénicamente el
oratorio de 1968 y generaron lo que el crítico Charles Pitt
consagró, en un artículo publicado en Musical America
en 1988, como the world´s first tango opera , esto es, la primera
ópera-tango del mundo.
.
María de Buenos Aires , la ópera, fue estrenada el 21
de noviembre de 1987 en el Teatro Municipal de Tourcoing, Francia.
Zulueta reelaboró la composición original de Piazzolla,
le dio estructura operística con desarrollo musical de subtemas,
arias, dúos, tríos y coros y retomó la partitura
original de Piazzolla, concebida para diecisiete instrumentos. "Lo
que se modificó, con intenso trabajo -explicó Zulueta,
que reside en París, pero estuvo en Buenos Aires hace unas
semanas-, fue la parte de canto; tríos y coros eran nuevos."
.
La régie de Romano apeló a una coreografía del
rumano Gigi Caciuleanu, vestuario de Paco Rabanne y dirección
musical de Bruno Pizzamiglio. Los intérpretes que asumieron
los papeles principales fueron la mezzosoprano Margarita Zimmerman,
las sopranos Nobuko Takahashi y Romayne Béard y -entre otros-
el tenor Gustavo Beruete y el barítono Hernán Salinas.
Un gran afiche de esta producción, dedicado de puño
y letra por Horacio Ferrer, ornamenta la columna central de un restaurante
tradicional de la plaza Cortázar, en Palermo Viejo.
.
Según narra el crítico Franck Ericson, Romano le propuso
a Astor una versión escénica de María . Durante
siete años, Astor dijo que no. "Tenía miedo de
Jacobo y Jorge -confesó Piazzolla en su momento-; sus trabajos
me parecían un poco locos. Y, por otra parte, detesto repetirme."
El compositor terminó por ceder, y hoy María renace
bajo la forma de una ópera-tango en 22 cuadros.
.
Un bandoneón gigante
.
En un artículo escrito en francés y publicado en Tourcoing,
Ferrer refirió nostálgica y jubilosamente la gestación
de la obra: "En noviembre de 1985 trabajamos cotidianamente en
París con Zulueta y Romano para desarrollar y perfilar las
situaciones dramáticas de los personajes; Jorge ya había
imaginado un decorado con forma de bandoneón gigante (...)
El 12 de junio la estructura definitiva de la ópera-tango quedó
plasmada en una idea precisa: el argumento y el fondo metafísico
eran los mismos, pero la operita de 1968 era una obra, y la ópera-tango
de 1987 sería otra".
.
Después del estreno en Tourcoing, María de Buenos Aires
(la ópera) habría de ser repuesta en otros escenarios,
con otros cantantes (la uruguaya Rita Contino reemplazó a Zimmermann)
y con otras coreografías: se puso en escena en Perugia (Italia),
en San Pablo (Brasil), con coreografía de Juan Carlos Copes,
y en la Opera de Houston (Estados Unidos), con coreografía
de Miguel Angel Zotto, en 1991.
.
Después, Zulueta y Romano concibieron otra ópera sobre
motivos porteños: Un tango pour monsieur Lautrec , que, luego
de cinco años de elaboración, finalmente se estrenó
en diciembre de 1998 en la Opera de Nancy. Esta obra, con libreto
de Romano y Jean-Louis Bachellier, se apoya en una partitura de Zulueta
que interpretó la Orquesta Sinfónica de Nancy. Desarrolla
dramáticamente la relación de Toulouse Lautrec con Mireille,
la prostituta de la Maison de la Rue des Moulins, comprada por unos
argentinos y llevada a un burdel de Buenos Aires, donde la muchacha
se transforma en la Rubia Mireya. Esta es otra historia, pero en todo
caso conforma un antecedente más en el repertorio de un género
que inició María de Buenos Aires en 1988, ahora enriquecido
con la reciente Orestes... y que, por cierto, tampoco debería
ser olvidado.
.
"Desde hace años, nuestra versión de María
de Buenos Aires es ignorada -comentó Zulueta a LA NACION-,
a pesar de la difusión que tuvo a través de The New
York Times, el Washington Post y de publicaciones de Viena y de Francia.
Hay un tema de la ópera, Yo soy María , que se incluyó
como presentación. Esa canción la identifica: es el
aria con que el personaje se presenta, como ocurre con Carmen en la
ópera de Bizet o con Mi chiamano Mim" en La bohéme
. Gideon Kremer la grabó, pero sin mencionar la ópera
nuestra, aunque ¿de dónde lo iba a sacar si en la otra
versión no existía? Y es curioso que también
nos olvide Laura Escalada, que estuvo con nosotros y con Astor en
la premiére francesa y también en San Pablo."
.
Más allá de estas disquisiciones, que reclaman reconocimiento
y memoria, es importante que este género siga adelante -el
espectáculo que presentaron en el Avenida Vila y Gambartes
lo consolida- y proyecte al concierto universal expresiones que hunden
sus raíces en una de las mitologías más emblemáticas
de la Argentina.
.<< Comienzo de la notaHay un momento en el cual algunos módulos
musicales populares ingresan en el dominio de lo académico.
Brahms, Liszt, Borodin, Glinka, Kodaly, Bartok, Copland y Ginastera
produjeron esa alquimia que posibilita el tránsito de un nivel
al otro. En el terreno de la ópera, acaso el modelo paradigmático
de épocas recientes sea el de Porgy and Bess , de Gershwin,
que reelaboró en una admirable dimensión lírica
los motivos del blues y del jazz.
.
El tango argentino, a pesar de su aceptación internacional,
se vistió con las galas de la ópera un poco tardíamente.
Orestes, último tango , la ópera porteña del
compositor Diego Vila y la libretista y directora Betty Gambartes
(basada en El reñidero , de Sergio De Cecco), que acaba de
ofrecerse en el teatro Avenida, afirma una vez más la posibilidad
de que la insignia musical del Río de la Plata apunte a un
rango universal en el que las tradiciones van más allá
de lo regional o local.
.
No es el primer intento de trasvasar la materia popular tanguera al
plano de la lírica. Ese salto lo dieron, a mediados de los
ochenta, los músicos Astor Piazzolla y Jorge Zulueta, el poeta
Horacio Ferrer y el régisseur Jacobo Romano cuando adaptaron
el oratorio-operita María de Buenos Aires (que se había
estrenado en la desaparecida Sala Planeta, en 1968) al riguroso formato
de la ópera.
.
Sin embargo -el objetivo de estas líneas es rescatarlo- este
dato ha sido sistemáticamente silenciado. Ya en ocasión
del estreno en Rotterdam de Orestes... , el año último,
sus responsables, en una entrevista concedida a una corresponsal de
LA NACION, consideraban a la pieza como la primera ópera-tango
y sólo reconocían como antecedente remoto a la "operita".
Por lo demás, cabe señalar que ese oratorio de 1968
fue repuesto recientemente en el Malba por la viuda del compositor,
Laura Escalada, y en esa ocasión tampoco hubo en los medios
referencias a María de Buenos Aires en su formato de ópera.
La omisión resulta llamativa, ya que la obra en cuestión
tuvo gran trascendencia en Europa y en los Estados Unidos.
.
La merecida repercusión del reciente estreno local de Orestes...
da lugar a una justa actualización de su principal antecedente
en el género. Juntamente con el libretista original, Ferrer,
Zulueta y Romano reelaboraron estructural y escénicamente el
oratorio de 1968 y generaron lo que el crítico Charles Pitt
consagró, en un artículo publicado en Musical America
en 1988, como the world´s first tango opera , esto es, la primera
ópera-tango del mundo.
.
María de Buenos Aires , la ópera, fue estrenada el 21
de noviembre de 1987 en el Teatro Municipal de Tourcoing, Francia.
Zulueta reelaboró la composición original de Piazzolla,
le dio estructura operística con desarrollo musical de subtemas,
arias, dúos, tríos y coros y retomó la partitura
original de Piazzolla, concebida para diecisiete instrumentos. "Lo
que se modificó, con intenso trabajo -explicó Zulueta,
que reside en París, pero estuvo en Buenos Aires hace unas
semanas-, fue la parte de canto; tríos y coros eran nuevos."
.
La régie de Romano apeló a una coreografía del
rumano Gigi Caciuleanu, vestuario de Paco Rabanne y dirección
musical de Bruno Pizzamiglio. Los intérpretes que asumieron
los papeles principales fueron la mezzosoprano Margarita Zimmerman,
las sopranos Nobuko Takahashi y Romayne Béard y -entre otros-
el tenor Gustavo Beruete y el barítono Hernán Salinas.
Un gran afiche de esta producción, dedicado de puño
y letra por Horacio Ferrer, ornamenta la columna central de un restaurante
tradicional de la plaza Cortázar, en Palermo Viejo.
.
Según narra el crítico Franck Ericson, Romano le propuso
a Astor una versión escénica de María . Durante
siete años, Astor dijo que no. "Tenía miedo de
Jacobo y Jorge -confesó Piazzolla en su momento-; sus trabajos
me parecían un poco locos. Y, por otra parte, detesto repetirme."
El compositor terminó por ceder, y hoy María renace
bajo la forma de una ópera-tango en 22 cuadros.
.
Un bandoneón gigante
.
En un artículo escrito en francés y publicado en Tourcoing,
Ferrer refirió nostálgica y jubilosamente la gestación
de la obra: "En noviembre de 1985 trabajamos cotidianamente en
París con Zulueta y Romano para desarrollar y perfilar las
situaciones dramáticas de los personajes; Jorge ya había
imaginado un decorado con forma de bandoneón gigante (...)
El 12 de junio la estructura definitiva de la ópera-tango quedó
plasmada en una idea precisa: el argumento y el fondo metafísico
eran los mismos, pero la operita de 1968 era una obra, y la ópera-tango
de 1987 sería otra".
.
Después del estreno en Tourcoing, María de Buenos Aires
(la ópera) habría de ser repuesta en otros escenarios,
con otros cantantes (la uruguaya Rita Contino reemplazó a Zimmermann)
y con otras coreografías: se puso en escena en Perugia (Italia),
en San Pablo (Brasil), con coreografía de Juan Carlos Copes,
y en la Opera de Houston (Estados Unidos), con coreografía
de Miguel Angel Zotto, en 1991.
.
Después, Zulueta y Romano concibieron otra ópera sobre
motivos porteños: Un tango pour monsieur Lautrec , que, luego
de cinco años de elaboración, finalmente se estrenó
en diciembre de 1998 en la Opera de Nancy. Esta obra, con libreto
de Romano y Jean-Louis Bachellier, se apoya en una partitura de Zulueta
que interpretó la Orquesta Sinfónica de Nancy. Desarrolla
dramáticamente la relación de Toulouse Lautrec con Mireille,
la prostituta de la Maison de la Rue des Moulins, comprada por unos
argentinos y llevada a un burdel de Buenos Aires, donde la muchacha
se transforma en la Rubia Mireya. Esta es otra historia, pero en todo
caso conforma un antecedente más en el repertorio de un género
que inició María de Buenos Aires en 1988, ahora enriquecido
con la reciente Orestes... y que, por cierto, tampoco debería
ser olvidado.
.
"Desde hace años, nuestra versión de María
de Buenos Aires es ignorada -comentó Zulueta a LA NACION-,
a pesar de la difusión que tuvo a través de The New
York Times, el Washington Post y de publicaciones de Viena y de Francia.
Hay un tema de la ópera, Yo soy María , que se incluyó
como presentación. Esa canción la identifica: es el
aria con que el personaje se presenta, como ocurre con Carmen en la
ópera de Bizet o con Mi chiamano Mim" en La bohéme
. Gideon Kremer la grabó, pero sin mencionar la ópera
nuestra, aunque ¿de dónde lo iba a sacar si en la otra
versión no existía? Y es curioso que también
nos olvide Laura Escalada, que estuvo con nosotros y con Astor en
la premiére francesa y también en San Pablo."
.
Más allá de estas disquisiciones, que reclaman reconocimiento
y memoria, es importante que este género siga adelante -el
espectáculo que presentaron en el Avenida Vila y Gambartes
lo consolida- y proyecte al concierto universal expresiones que hunden
sus raíces en una de las mitologías más emblemáticas
de la Argentina.