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Electra en forma de tango

Buenos Aires, 18.09.2003. Teatro Avenida. Diego Vila: Orestes. Ópera Tango en dos actos. Libreto de Betty Gambartes, basado en ‘El reñidero’ de Sergio De Cecco. Betty Gambartes, dirección escénica, Daniel Feijóo, escenografía. Mini Zuccheri, vestuario. Roberto Traferri, iluminación. Oscar Aráiz, coreografía. Julia Zenko (Elena); Carlos Vittori (Orestes); Susanna Moncayo (Nélida); Rodolfo Valss (Soriano); Jorge Nolasco (Vicente); Carlos Rivarola (Morales, bailarín); Giuliana Rosetti (La mujer de la milonga, bailarina); Maximiliano Ávila, Stella Báez, Ernesto Balmaceda, Fabián Irusquibelar, Luciana Pontoriero, Alejandro Suaya, Silvia Toscano (Milongueros, bailarines). Sexteto de Tango. Dirección Musical: Diego Vila. Estreno Argentino. Espectáculo presentado y producido por la Asociación Buenos Aires Lírica. Se repite el 26, 27 y 28 de septiembre.

Gustavo Gabriel Otero
Es muy difícil determinar los límites actuales entre la ópera, el teatro musical cantado y la comedia musical. ’Orestes’ es una propuesta de fusión de estilos que nos plantea la disyuntiva de su encuadre. Pongamos como ejemplo: ¿Es realmente ópera Europera V de Cage con sus elementos tomados de otras obras y la combinación del azar? ¿No podemos clasificar como ópera a cientos de comedias musicales por el hecho que la voz no se imposta como en el canto lírico y se amplifica? Cuestiones arduas que dejamos para la polémica en los foros de MundoClásico.com.

’Orestes’ u ’Orestes, último tango’ como se la conoció en su estreno mundial, en el Festival de Teatro Musical del Mundo, el 22 de marzo de 2002 en Rótterdam, Holanda, es un exponente acabado de esta fusión de estilos donde prima lo dramático y conviven lo clásico y lo popular de manera deliberada, junto con un fuerte aspecto coreográfico ya que no se concibe el tango sin la presencia del baile.

Dentro de este sincretismo entre ópera y tango encontramos, como antecesor, a la obra de Astor Piazzolla y Horacio Ferrer ’María de Buenos Aires’, estrenada en 1968, catalogada por sus autores como operita-tango, que en realidad, y según su concepción original, es un oratorio, aunque se ha presentado, también, en forma escénica. Además debemos mencionar en la misma línea a ‘Angora Matta’, denominado thriller operístico con la combinación del tango, el teatro-danza y el cine de animación, con texto de Marta Savagliano y música de Ramón Pelinski estrenada en noviembre el año 2002 en Buenos Aires.

Con todo Orestes sería la primera aproximación de una ópera-tango dentro de la creación operística argentina y no podemos menos que alabar a una compañía independiente por apostar a nuestros creadores en lugar de solo programar títulos de probada eficacia y popularidad.

La Obra:

Betty Gambartes tomó la historia planteada por Sergio De Cecco en su drama El reñidero, en el que aparece trasladado al año 1905 en un arrabal porteño el mito de Agamenón, Electra y Orestes.

En este caso el guapo Pancho Morales es el padre asesinado y que vive a través del recuerdo de su hija Elena. Quien toma sobre sí la adhesión incondicional a los valores y a la época de su padre, tales como la ley del más fuerte, la preeminencia del más diestro con el cuchillo y los rígidos códigos de honor. Además es como ella misma lo dice ’el rencor que sostiene las manos de su hermano’ en la tarea de vengar la muerte paterna.

Orestes, el otro hijo, deberá ser el vengador. Pero a su vez es modelo del cambio de perspectiva socio-política y de la desmitificación del guapo, aunque luego de sus dudas cumpla con su destino inexorable.

Diversos raccontos sitúan las acciones pasadas tales como el amor de Elena por su padre, el enamoramiento de Nélida por Soriano, la indiferencia de Pancho Morales por su esposa e hijos, el asesinato de un hombre por parte de Orestes, la entrega de Orestes a la policía por su padre y la prisión de Orestes que por ello aparece luego del entierro del padre.

En estos raccontos Pancho Morales es personificado por un bailarín de tango que no dice texto alguno pero que con su danza integra la acción dramática.

La estructura musical está adaptada al esquema de arias, dúos y tríos como en una ópera tradicional, partes habladas en seco o con música de fondo, a lo que se suma como un puntal imprescindible la coreografía de Oscar Araiz, que tiene un propósito dramático, conduce la acción y no es un mero elemento decorativo, ya que siempre tiene algo que relatar. Siendo los momentos instrumentales coreografiados los mejores de la obra.

La gran presencia de la danza, la amplificación de los instrumentos y las voces, el canto no impostado a la manera lírica, más la fusión deliberada de lo clásico y lo popular tanto en el esquema como en los intérpretes acercan la obra a la comedia musical.

La música es tributaria del estilo de Astor Piazzola y su forma moderna de encarar el tango, pero el autor no se priva de efectuar un entrelazado de clásicos del género tales como La Cumparsita, Uno, Cuando tu no estás, Amurado, etc. que tiene como propósito rendir un homenaje, una evocación a lo tradicional.

La progresión dramática de la obra funciona y en esto debemos basarnos para su catalogación como ópera.

La Interpretación:

Como expresamos los momentos en los que surge con más notoriedad la fuerza arrolladora del tango son los danzados y de ese resultado nos es ajena la excelente coreografía del talentoso Oscar Araíz que con este trabajo confirma una vez más la potencia de su inventiva coreográfica tomando la danza tanguera no como una tarjeta postal del pasado con fines de exportación sino con una verdadera actualidad. El grupo de bailarines respondió de manera adecuada a los requerimientos de la coreografía destacándose Carlos Rivarola y Giuliana Rosetti.

La puesta es sencilla con el grupo de músicos en el escenario y escaleras que cambiadas de lugar van dando marco a las distintas escenas, la marcación actoral refuerza el drama y excelente resultó la iluminación.

Lo autores deberían revisar la conveniencia de presentar los dos actos juntos ya que se fatiga al espectador o en caso contrario reducir algunos momentos para ganar en concisión.

Julia Zenko en el rol de ‘Elena’ sobrelleva el mayor peso dramático y vocal de la obra. Es una cantante popular con amplia experiencia en este tipo de repertorio, ya que en 1997 grabó María de Buenos Aires de Piazzolla, y su actuación superó todos los escollos de su parte.

Carlos Vittori, que frecuenta tanto la ópera como la comedia musical, fue la mejor voz de la noche con un alto desempeño tanto dramático como musical.

Adecuados Susanna Moncayo como ‘Nélida’ la madre de Elena y Orestes y Rodolfo Valss como ‘Soriano’ el amante de Nélida; y correcto Jorge Nolasco como ‘Vicente’.

En suma: un muy buen producto quizás más cercano a la comedia musical que a la ópera, con la irresistible presencia musical y coreográfica del tango.

24.09.2003
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Fotografía © 2003 by Máximo Parpagnoli, publicada por gentileza de Buenos Aires Lírica